Anattalakkhana Sutta - Discurso sobre la falta del "yo"

Samyutta Nikaya 22,59

Este es el segundo discurso que Buda entregó al grupo de los cinco ascetas, en el cual discute el principio de anatta (la ausencia del “yo”). Usando el método de preguntas-respuestas en un diálogo con su audiencia, Buda demuestra que no puede haber esencia alguna en ninguno de los cinco componentes (khandas) que permitiría identificarse con uno mismo. Como resultado de este discurso, los cinco monjes alcanzaron el máximo grado de iluminación (arahatta).

En aquel tiempo el Buddha se dirigió al grupo de cinco monjes:

Monjes, la forma carece de yo. Si la forma tuviera un yo, no sería propensa a la aflicción y sería posible decir: que mi forma sea así, que mi forma no sea así. Como la forma carece de yo, es propensa a la aflicción y no es posible decir: que mi forma sea así, y que mi forma no sea así.

Monjes, la sensación carece de yo. Si la sensación tuviera un yo, no sería propensa a la aflicción y sería posible decir, que mi sensación sea así, que mi sensación no sea así. Como la sensación carece de yo, es propensa a la aflicción y no es posible decir, que mi sensación sea así y que mi sensación no sea así.

Monjes, la percepción carece de yo. Si la percepción tuviera un yo, no sería propensa a la aflicción y sería posible decir, que mi percepción sea así, que mi percepción no sea así. Como la percepción carece de yo, es propensa a la aflicción y no es posible decir, que mi percepción sea así, y que mi percepción no sea así.

Monjes, las formaciones mentales carecen de yo. Si las formaciones mentales tuvieran un yo, no serían propensas a la aflicción y sería posible decir, que mis formaciones mentales sean así, que mis formaciones mentales no sean así. Como las formaciones mentales carecen de yo, son propensas a la aflicción y no es posible decir, que mis formaciones mentales sean así y que mis formaciones mentales no sean así.

Monjes, la consciencia carece de yo. Si la consciencia tuviera un yo, no sería propensa a la aflicción y sería posible decir, que mi consciencia sea así, que mi consciencia no sea así. Como la consciencia carece de yo, es propensa a la aflicción y no es posible decir, que mi consciencia sea así y que mi consciencia no sea así.

¿Qué piensan, monjes? ¿La forma es permanente o impermanente?

Impermanente, Venerable Señor.

Lo que es impermanente ¿es insatisfactorio o satisfactorio?

Insatisfactorio, Venerable Señor.

¿Es correcto considerar lo que es impermanente, insatisfactorio y de naturaleza cambiante como: esto es mío, yo soy esto, esto es mi yo?

No, Venerable Señor.

¿La sensación es permanente o impermanente?

Impermanente, Venerable Señor.

Lo que es impermanente ¿es insatisfactorio o satisfactorio?

Insatisfactorio, Venerable Señor.

¿Es correcto considerar lo que es impermanente, insatisfactorio y de naturaleza cambiante como: esto es mío, yo soy esto, esto es mi yo?

No, Venerable Señor.

Lo que es impermanente ¿es insatisfactorio o satisfactorio?

Insatisfactorio, Venerable Seños.

¿Es correcto considerar lo que es impermanente, insatisfactorio y de naturaleza cambiante como: esto es mío, yo soy esto, esto es mi yo?

No, Venerable Señor.

¿Las formaciones mentales son permanentes o impermanentes?

Impermanentes, Venerable Señor.

Lo que impermanente ¿es insatisfactorio o satisfactorio?

Insatisfactorio, Venerable Señor.

¿Es correcto considerar lo que es impermanente, insatisfactorio y de naturaleza cambiante como: Esto es mío, yo soy esto, esto es mi yo?

No, Venerable Señor.

¿La consciencia es permanente o impermanente?

Impermanente, Venerable Señor.

Lo que es impermanente ¿es insatisfactorio o satisfactorio?

Insatisfactorio, Venerable Señor.

¿Es correcto considerar lo que es impermanente, insatisfactorio y de naturaleza cambiante como: esto es mío, yo soy esto, esto es mi yo?

No, Venerable Señor.

Por lo tanto Monjes, ninguna forma pasado, futura o presente, interna o externa, grosera o sutil, inferior o superior, remota o próxima es mía, ni yo soy ella, ni ella es mi yo. Así debe ser considerada, con sabiduría, como realmente es.

Ninguna sensación pasada, futura o presente, interna o externa, grosera o sutil, inferior o superior, remota o próxima es mía, ni yo soy ella, ni ella es mi yo. Así debe ser considerada, con sabiduría, como realmente es.

Ninguna percepción pasada, futura o presente, interna o externa, grosera o sutil, inferior o superior, remota o próxima es mía, ni yo soy ella, ni ella es mi yo. Así debe ser considerada, con sabiduría, como realmente es.

Ninguna formación mental pasada, futura o presente, interna o externa, grosera o sutil, inferior o superior, remota o próxima es mía, ni yo soy ella, ni ella es mi yo. Así debe ser considerada, con sabiduría, como realmente es.

Ninguna consciencia pasada, futura o presente, interna o externa, grosera o sutil, inferior o superior, remota o próxima es mía ni yo soy ella ni ella es mi yo. Así debe ser considerada, con sabiduría como realmente es.

Percibiendo esto, monjes, el discípulo sabio y noble pierde el encanto por la forma, la sensación, la percepción, las formaciones mentales y la consciencia. Y a causa de este desencanto, abandona la pasión, y debido a la ausencia de pasión, se libera, y una vez liberado, es consciente de esa liberación, sabe que el renacimiento está agotado, que la vida santa ha sido vivida, que no hay nada más que realizar.

Así habló el Bienaventurado. Complacidos, aquellos bhikkhus se regocijaron en lo que el Bienaventurado había dicho. Durante el transcurso de esta exposición, sin apego, el grupo de cinco monjes se liberó de las impurezas.

Entonces hubo seis Arahants en el mundo.

Presentado a Acharia por Henry Binerfa Castellanos

Publicado en “Samyutta Nikaya

Samyutta Nikaya, "Colección de los Discursos Agrupados Temáticamente" (del pali samyutta = "grupo" o "colección") consiste en 2.889 suttas, relativamente cortos, agrupados en 56 diversos temas o samyuttas en cinco principales divisiones. Los estudiosos creen que esta colección, especialmente su última Gran División (Mahavagga), contienen los discursos más antiguos y, consecuentemente, las enseñanzas más auténticas del mismo Buda.